APARECIMIENTO DE JESUCRISTO

E1 19 de Abril de 1493, bajaba a este pueblo, procedente del Salero del Zacatín, un labrador manco de las Casas de Aledo, en el campo de San Juan, llamado José Ruiz Sánchez, el cual conducía una mula, en la que llevaba una carga de leña y una talega de sal.
Al pasar por el sitio donde hoy se eleva la ermita (1), conocido con el nombre de Monte de Benámor, Ruiz Sánchez vio un gran resplandor de fuego divino y, en medio de él, a Jesucristo que acababa de aparecérsele. El labrador se hincó de rodillas en presencia de Jesucristo, y entonces éste, le dijo: “Baja al pueblo, ve a las autoridades y diles que es mi voluntad que en este mismo sitio me construyan un Santuario, que sea invocado con el nombre de Jesús”.
Cuando Ruiz Sánchez llegó al pueblo con la noticia y el recado, no le creyeron; por lo que volvió al sitio del Aparecimiento y le dijo a Jesús: Señor, no me han creído. Entonces Jesús le dijo: vuelve al pueblo y, puesto que eres manco, enseña tu brazo curado desde este momento de su manquedad. Así lo hizo y a la vista de este milagro, creyeron todos en el Aparecimiento; en el acto salieron del pueblo el Comendador, el Cura, el Escribano y muchos vecinos, con objeto de ver y adorar a Jesucristo en persona. Al llegar al sitio donde hoy está la Cruz del Humilladero (2), vieron el resplandor divino y se postraron de rodillas; siguieron adelante, pero el resplandor se disipó y Jesucristo desapareció sin ser visto de nadie.
Enseguida empezaron a construir el Santuario, en el sitio donde hoy está la Cruz del Viso y, como éste no era el indicado por Jesucristo, se caía todas las noches lo que edificaban durante el día; mas no perdieron nada con esto, porque trasladadas las obras al verdadero sitio del Aparecimiento, crecía por las noches lo que edificaban de día. Muchos años después, en 1589, construyeron la casa convento, que fue ocupada por religiosos de la Orden de la Merced.
(Tomado del Libro “Cosas de Moratalla”)